En aquella época, los juguetes que representaban animales eran exclusivamente figuras de animales domésticos o familiares procedentes del mundo de la granja…
Por este motivo, un día, en Francia, un señor llamado RAMPEAU, que había integrado el concepto de rotomoldeado del caucho a los juguetes, tuvo la idea de diseñar una jirafa, cuya figura exótica sería una primicia en el mercado y cuyo tamaño y forma serían ideales para la prensión del bebé. La fabricación de Sophie la jirafa, tal como la conocemos hoy, comenzó un jueves 25 de mayo, lo que explica el origen de su nombre.
De entrada, las mamás jóvenes reconocieron en ella un juguete indispensable para su hijo, especialmente en la etapa de la dentición, puesto que masajea y calma las encías. Entonces, simplemente con “el boca a boca” se estableció la notoriedad de la pequeña jirafa. Desde ese momento, varias generaciones de niños en Europa disfrutaron y disfrutan escuchándola sonar cuando aprietan su vientre o cabeza. La empresa Vulli, situada en los Alpes franceses (Francia), conserva celosamente el secreto de fabricación de este fantástico juguete.